lunes, 20 de diciembre de 2010

Balance 2010 | Todo lo puedo en Cristo que me fortalece

Cuando llegamos a esta altura del año, uno mira hacia atrás y observa todo lo que pasó. A veces es mucho, a veces poco pero nuestra mirada siempre queda hipnotizada por aquellas cosas que no hemos realizado.

¿Acaso somos dueños del tiempo? Por supuesto que no. Y por ello mismo es que en este último tramo del 2010 nos quedamos sin aire, exhaustos por toda aquella mochila que cargamos con todos esos proyectos, sueños y anhelos que no hemos podido cumplir.

Alrededor nuestro hay varios factores que nos empujan al desgano, a dejar para mas adelante algunas cosas que queríamos terminar sí o sí este año. El mundo, la sociedad, accidentes, manifestaciones, decretos, la economía, la parentela, etc., todo lo externo nos afecta directa o indirectamente. Sin embargo, aún estamos de pie. Hambrientos por más, es que buscamos incansables aquellas bendiciones que nos ha prometido. Mas cuando aún no las vemos nos impacientamos, nos inquietamos y terminamos hasta pateando el tablero. Gritamos basta, bajamos los brazos y nos lanzamos a un viaje despavorido por el desespero. El incansable enemigo se relame los labios cuando nos ve desbocados y es ahí que pone una bomba de tiempo. No nos falta mucho para terminar destruidos. Para que ese relojito llegue a cero y estallemos en cenizas.

¿Es tan prioritario cumplir todo lo que nos planteamos en este año? Sí, puede ser que así sea, pero queridos hermanos en la fe, nuestros tiempos no son los del Padre, nuestros pensamientos distan mucho de los suyos.

Miramos hacia atrás y refunfuñamos por lo no logrado. Hermanos, no nos ofusquemos por esas pequeñeces. Que nuestros ojos no se posen sobre esos anhelos, proyectos o sueños truncados. Que nuestra mirada se ponga sobretodo aquello que logramos con Cristo Jesús. Quizás eso que logramos para nosotros no sea lo mejor o lo primordial, pero si Dios permitió que lo lograramos, es porque es mas que bueno. Es una bendición. Deleitémonos por aquellas cosas cumplidas por mas minúsculas que sean. Seamos humildes ante nuestros logros mas grandes y mas pequeños. Dios nos ama y envió a su hijo por nosotros. Glorifiquemos a Dios por semejante amor. Quizás no terminaste la casa, no cambiaste tu trabajo por uno mejor, tu suegra aún no se fue de tu casa o el gato sigue escupiendo bolas de pelo por la alfombra, pero con Cristo aún podemos lograr eso que nos quedó en el tintero. Y si mantienes la visión en lo tangible, cambia de punto de vista. Quizás humanamente te sientas estancado pero observa tu crecimiento espiritual y verás aquello que es aún mejor que todo lo que está bajo el sol.

Si tenés proyectos, anhelos, sueños y muchas cosas más que quieras cumplir, no lo dudes, ponelo en las manos de Dios y confiá en Él. Todo aquello que anheles será cumplido, tenés su promesa. Dios espera esa necesidad, confiar ciegamente en Él.

No pretendas ir mas rápido de lo que Él quiere para vos. Acelerarnos puede hacer que trastabillemos y perdamos la carrera. Hay momentos de correr, momentos para trotar y momentos para caminar. Quizás éste, tu momento, sea el de correr, pues corre. Si tu vida alrededor está pausándose, baja la velocidad y trota. En todos estos momentos lo mejor para hacer es disfrutar del paisaje, de todo aquello que Dios nos legó. Si en este momento estas caminando por ese paisaje, disfrútalo, estás tomando aire nuevo para arrancar una nueva carrera en victoria.

No dudes de Él. Cumplir la promesa que te dió está en su agenda marcado con fibrón rojo, sólo que tu agenda no es la misma que la de Él.

Dios te bendiga y que este 2011 comiences con tus ojos en Él, tu faro guía. Dejaste atrás una barcaza, es hora de convertirte en un acorazado que se dirige hacia el horizonte de las bendiciones. Enciende las turbinas, éste será una gran travesía.

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