tag:blogger.com,1999:blog-30804060026367216782024-03-21T19:19:57.104-07:00HFA Storytellingsby Alejandro Alarcón.-HFA Wordshttp://www.blogger.com/profile/17002252797550703690noreply@blogger.comBlogger17125tag:blogger.com,1999:blog-3080406002636721678.post-25830559843665494722011-01-21T04:30:00.000-08:002011-01-21T04:30:35.353-08:00El EmpleoCortometraje Argentino que hasta la fecha acuñó 95 premios internacionales y nacionales. Vale la pena verlo.<br /><br /><iframe width="425" height="344" src="http://www.youtube.com/embed/19xP1887bWY?fs=1" frameborder="0" allowFullScreen=""></iframe>HFA Wordshttp://www.blogger.com/profile/17002252797550703690noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3080406002636721678.post-3802290519134040972011-01-20T04:35:00.000-08:002011-01-20T04:35:04.452-08:00Muñeca de Papel | Parte 4Rosita salió corriendo hacia atrás, quiso escapar mientras el calamar con su único ojo dejaba caer sus tentáculos sobre ella y mientras el pez que intentaba hacer una burbuja de acetato como hizo con el León. Cada tentáculo que caía cerca de ella era como un terremoto. Con cada golpe sobre el piso, la niña rebotaba en el aire varios segundos. Sorteaba obstáculos y esquivaba los brazos pegajosos del calamar mientras la Princesa reía a carcajadas. El pez tuvo que huir aleteando por entre los huecos de la maraña de tentáculos. Mientras Rosita escapaba de aquel monstruo marino, no notó que un grupo de muñecos de papel con tambores negros obstruía su huída. Al verlos frenó de golpe. Sus pies quedaron flotando mientras un tentáculo la atrapó. Sus pies patalearon queriendo quedarse en el suelo mientras que sus brazos intentaban liberarse. Comenzó a gritar pidiendo la ayuda de su amigo que luchaba con los muñecos tamborileros metiéndolos en burbujas de acetato.<br />
<br />
Una sombra comenzó a cubrir el rostro del calamar que con su único ojo la miraba como a una porción de torta. Su boca con colmillos se abrió como un ventanal. Su lengua color roja de papel metalizado reflejaba la cara asustada de Rosita. La niña miró directamente hacia ese reflejo y notó que una sombra oscura se acercaba agrandándose cada vez mas. Miró al cielo, hacia donde esa sombra negra provenía. El León del Laberinto había derretido la burbuja y caía por los aires. El calamar no lo había notado y el cuerpo fornido del León caía directo hacia él. Rosita estaba cada vez mas cerca de sus fauces. Se relamía cuando el cuerpo del León golpeó directamente en el único ojo que tenía haciendo que sus tentáculos se estremeciesen y soltasen a Rosita. Y con el rebote, el León terminó golpeando y rompiendo una de las ventanas de la Torre de Papel de la Princesa derrumbándola por completo. Al ver eso, la princesa gritó enojada maldiciendo al León que yacía bajo los escombros de papel de lo que alguna vez fue una torre lujosa de papel maché.<br />
<br />
En la caída, el Sello Dorado resbaló de su mano. Intentó alcanzarlo en el aire pero fue en vano. La cara del Sello cayó sobre uno de los tentáculos del calamar gigante que gemía por el golpe en el ojo. Al instante el Calamar se convirtió en una estatua. Rosita miró boquiabierta la marca que el sello había dejado… un pez dorado. Sus tentáculos púrpuras comenzaron a transformarse en un gris plomo con vetas negras simulando las estatuas de papel de los niños.<br />
<br />
El pez dorado logró atraparla con una burbuja antes que cayera al piso. Explotada la burbuja, la niña corrió hacia el Sello que estaba entre unos pasto de papel lejos del alcance de la princesa. Bernadette estaba dura del asombro. La niña, supo que era lo que tenía que hacer y la malvada princesa comenzó una carrera impiadosa al igual que la niña. La meta la alcanzó entre saltos y piruetas eludiendo tentáculos y pastos malos mientras que su competidora cruzaba a grandes pasos desesperados desde la otra punta del jardín. En cada paso que hacía, nuevos pastos malos con espinas salían por todos lados queriendo impedir el triunfo de Rosita. Algunas espinas arrancaron pedazos de tela de su vestido. El pez continuaba luchando contra aquellos muñecos que habían cambiado su atención y se dirigían en busca del Sello y la niña.<br />
En un esfuerzo de velocidad y agilidad de cuerpo, Rosita llegó segundos antes que la princesa. Y tomando con su mano izquierda el Sello, rodó por entre las piernas de la princesa escapando de sus garras. Espalda con espalda. Ambas giraron y el duelo comenzó.<br />
<br />
-¡Es mío! Dámelo y dejaré ir a tu nieta. –dijo entre dientes la princesa.<br />
-No te creo. El Pez Dorado siempre tuvo la razón, nunca fuiste de fiar, debí haberlo escuchado antes. Y este es el momento de ponerle fin a tus maldades. –replicó Rosita con decisión.<br />
-¿Acaso crees que podrás convertirme en estatua como a mi mascota? Jajaja, que ilusa. Soy mas poderosa…<br />
-No lo creo. –interrumpió sarcásticamente mientras varios muñecos se acercaban para apresarla. Giró y de tres golpes convirtió a tres muñecos en simples esculturas de papel. Al ver esto, los demás muñecos huyeron despavoridos.<br />
-No puedes hacer nada… yo… -sin terminar de decir palabra alguna, la princesa intentó salir corriendo por el sendero de estatuas El León rugiente la estaba mirando con ojos de fuego junto al Pez Dorado que burbujeaba globos de acetato transparente impidiendo su huída. -…no, no puedo terminar así. Soy una princesa.<br />
-Ya no. –dijo Rosita mientras sellaba a la princesa de un simple y dulce golpe en la nalga izquierda.<br />
-Esto es suyo Señor León, sólo lo tomé para salvar a mi nieta. –dijo mientras se le acercaba.<br />
-No te preocupes. Ya lo sabía. –repuso el León.<br />
-Antes quisiera probar algo, ¿puede ser? –preguntó Rosita.<br />
El León dejó que Rosita siguiera sus instintos. Caminó hasta las estatuas de los niños y miró detenidamente a su nieta. La observó un poco mas y tomando el Sello con ambas manos, cerró los ojos y selló la frente de la estatua Olivia. Sus ojos se mantuvieron cerrados unos segundos antes de abrirlos para descubrir que nada había pasado. Algo dentro de ella sabía que no lograría convertirla en una niña de carne y hueso. Se sentó sollozando en cuclillas. El pez dorado acercó su rostro y con un beso en la mejilla las lágrimas se evaporaron.<br />
-No temas niña, tu valor, audacia y determinación te valieron un premio aún mayor. Simplemente cree en mí y mis milagros... yo nunca te dejaré de lado. ¿Crees en mis palabras? –preguntó el pez.<br />
-Sí, creo en tus palabras. –respondió.HFA Wordshttp://www.blogger.com/profile/17002252797550703690noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3080406002636721678.post-26972945908909372602011-01-19T04:11:00.000-08:002011-01-19T04:11:29.577-08:00Muñeca de Papel | Parte 3Un soplo de aire frío acarició el rostro de Rosita que despertó sobresaltada buscando a su nieta como si supiera que algo andaba mal. Algo había pasado. Miró alrededor suyo y notó que las cosas estaban mas grandes y lejanas. Miró a su alrededor y vió que todo se había convertido en papel. Incluso el tejido de bufanda. Saltó de la hamaca y corrió hasta el espejo más cercano. Su rostro arrugado se había convertido en piel suave de niña. El rostro reflejado le pareció conocido. Sí, aún la recordaba. Había vuelto a tener diez años. Algo andaba mal, muy mal. Corrió hasta el hall de entrada y junto a la escalera encontró algo aterrador. La puerta de esa habitación que había sellado, estaba abierta. Se acercó y lo vió. El cofre. Parecía que le sonreía reluciente. Un bollo de papel comenzó a moverse. Asombrada siguió sus movimientos hasta notar que el color gris se convertía en dorado. Pensó en el único amigo de papel que pudo recordar. Y allí estaba. El amigo que una vez la ayudó a escapar. Se arrodilló ante él mientras se convertía en un pez dorado de papel glacé.<br />
<br />
-Pez dorado. Volviste. –dijo asombrada.<br />
-Volví pero con malas noticias. Debés volver a la Tierra de Papel de la Princesa Bernadette. –dijo el pez entre burbujas.<br />
-¿Por qué? –preguntó desesperada casi conociendo la respuesta.<br />
-Tiene a Olivia. La convirtió en estatua. La tenés que salvar. –respondió el pequeño papel dorado con forma de pez.<br />
-Pero escapé y cerré la habitación. –dijo mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.<br />
-Escapaste pero no terminaste con ella. Solamente cerraste el cofre sin sacarlo de tu vida. El pasado vuelve y por mas que hayas clausurado la puerta de esta habitación, allí estaba ella, esperando volver. Y resurgir para apresar a tu nieta. Ella sufrió lo que estuviste a punto de sufrir. Es momento de cortar con el pasado. Es ahora o nunca y debés ser vos quien cierre este episodio, esta historia. Yo te ayudaré como siempre te he ayudado y así salvar a tu nieta.<br />
-Perdón, perdoname. –sollozó.<br />
-El perdón es tuyo desde hace mucho. Siempre estaré a tu lado cuidándote y procurando tu bienestar. Ahora sube a mi lomo y agárrate de mis escamas. Haremos un vuelo directo hacia la Tierra de Papel.<br />
<br />
En un santiamén, surcando el cielo, el pez dorado y Rosita llegaron a las puertas del jardín de la Torre. Debían estar listos para cualquier cosa. La princesa estaría preparada. No dejaría que nadie le usurpe sus trofeos. Las estatuas eran suyas.<br />
Entraron al jardín prestando atención hacia todos lados. Esperando lo peor. Precavidos y expectantes. Las estatuas de los niños los miraban con súplicas de libertad. Ella les devolvía la mirada con terror porque sabía que una de ellas sería su nieta. Eso la aterraba. Al final de la hilera, un pedestal tenía escrito su nombre y estaba tachado. Asombrada y con miedo de mirar la estatua vió que bajo esa tachadura se leía… “Olivia”. Alzó los ojos con lágrimas que inundaron sus mejillas y la vió. Convertida en una estatua de papel. Su nieta se había convertido en una escultura para divertir el gusto egoísta de Bernadette.<br />
<br />
-¡Herrrmosa, tu nieta! Tanto tiempo. ¿Qué te trae por aquí?. –preguntó la princesa asustando a la niña al aparecérsele por detrás mirándola con ojos negros. Ya no era la dulce muñeca de papel. Se había convertido en una oscura bruja de cartulina negra.<br />
-Devolveme a mi nieta o…<br />
-¿O qué? –interrumpió con un chillido.<br />
-Convertime a mí en vez de a ella, dejala libre. –suplicó Rosita entre sollozos y lágrimas.<br />
- Mmm, quizás puedas hacer una tarea para mí. Sí. Traeme el Sello Dorado que está en el centro del Laberinto, quizás lo piense y deje libre a tu nietita. ¿Qué dices? –propuso la bruja.<br />
-Trato hecho.<br />
-Trato hecho. Aquí te esperaré. –dijo mientras se desvanecía ante ellos.<br />
<br />
Juntos, salieron hacia el laberinto que los esperaba. Cruzaron el jardín, pasaron por la fuente y llegaron a la puerta. El laberinto era gigantesco, tardarían mucho en llegar al centro, pero estaba decidida. No había imposibles en su vida y menos junto al Pez Dorado. Sin embargo, ninguno había entrado antes. No conocían que trampas o secuaces de la bruja podrían encontrar. Pero no les importó, entraron confiados y dispuestos a vencer.<br />
<br />
La entrada era amplia y tenebrosa. No tuvieron miedo. Entraron como una tropa de soldados que se dirige a la guerra. Recorrieron los pasillos de paredes de cartón y cartulina verde. Caminaron hasta que sintieron una brisa cálida cruzar por el pasillo. Miraron hacia atrás y pudieron ver el fulgor de unas llamas que se acercaban. El calor intenso la sobresaltó. Asustada comenzó a correr con todas las fuerzas mientras que el pez la seguía. Se escondieron en una esquina y observaron. Una cola larga con pelo cruzó por delante de sus ojos. Un león rugiente escupiendo fuego. Salieron de su escondite y siguieron corriendo sin saber a donde, estaban perdidos en medio del laberinto. Sus pies cruzaron mil baldosas mientras sus ojos se enjugaban de lágrimas con cada pensamiento que tenía hacia Olivia. Cansada y con los pies doloridos, frenó su carrera mirando hacia atrás para ver si ya estaba lejos del alcance de aquel León. Para su sorpresa, el pez dorado había desaparecido. Se había perdido. En la carrera se separaron. Estaba sola. El miedo la invadió pero lo soportó y decidida comenzó a caminar. A lo lejos vió un fulgor azulado. Allí debía estar. Lo había encontrado. Un claro en medio del laberinto con sillas antiguas de papel la esperaban. Al fin pondría todo en su lugar y terminaría aquella historia que se convertiría en un episodio olvidado de su vida. Ése había sido el momento. Era ahora o nunca.<br />
<br />
El sello se encontraba dentro de un frasco de cristal rodeado de caramelos multicolores. Un rectángulo de cartón gris lo sostenía como los pedestales de las estatuas. Se acercó. A lo lejos un rugido caliente inundó los pasillos del laberinto. ¿Dónde estará el pez dorado? ¿Se lo habrá comido? La pequeña Rosita tomó en sus manos el frasco y lo destapó con todas sus fuerzas. El olor dulce era embriagador. Inhaló ese aire suave que se abrió paso por sus pulmones. Se sintió flotando en medio de nubes de algodón de azúcar. ¡Cómo le gustaban! Quería comerse uno ahí mismo. Cerró los ojos y volvió a inhalar. Manzana acaramelada con pochochos. Su estómago rugió pidiendo sólo uno. Abrió los ojos y los vió. Multicolores. Todos los colores del arco iris se juntaban en esos caramelos. Debían ser exquisitos. Tomó con sus dedos uno de color violeta tornasolado.<br />
<br />
Un aire caliente la sorprendió con el caramelo casi en su boca. Se había olvidado del León. Estaba perdida. Había perdido la noción del tiempo disfrutando los olores melosos de los caramelos. Giró y lo miró con lágrimas que inundaron su rostro.<br />
El león apostó sus patas delanteras a ambos lados de la niña mientras ella se acurrucaba y abrazaba esperando lo peor. Las fauces se abrieron sobre su cabeza y un aliento cálido la rodeó entera. Sus ojos se cerraron. El calor fue intenso.<br />
Un párpado delicado se abrió mostrando un ojo temeroso. No lo podía creer. En aquel momento estaba pensando en ese pez dorado que la había salvado y ayudado. Y allí lo volvió a ver. Frente a ella, extendiéndole ayuda del corazón. De un salto lo abrazó y lo besó en sus escamas metalizadas.<br />
<br />
-¡Gracias! ¿Qué pasó con el León? ¿Dónde está? –preguntó curiosa.<br />
-Surcando el cielo en una de mis burbujas. –respondió señalando el cielo donde una burbuja de acetato transportaba un León rugiente. –Ya tenés el sello. Esos caramelos son un arma de doble filo. La tentación es mucha pero si tu corazón es fuerte, tienes la victoria.<br />
-¡Sí! Vamos. –exclamó Rosita mientras tiraba al piso el frasco de caramelos que se hizo añicos desperdigando una lluvia de papelitos de colores.<br />
-Sube a mi lomo y agárrate de mis escamas, conozco la salida mas rápida.<br />
<br />
Rosita montó sobre el pez y en un simple instante de pensamiento ambos estaban a la entrada del Laberinto. Se desmontó y salieron disparados hacia el jardín de la princesa donde estaba las estatuas. Al fin tenían el Sello Dorado. Lo miró detenidamente pensando para qué querría un sello. No parecía tener ninguna marca en particular. El mango era dorado. Lo dio vuelta para ver el dibujo en la goma, que era de cartón, pero nada, era liso. Eso la confundió aún mas. ¿Qué sentido tenía un sello sin dibujo para sellar? Sin prestarle mucha atención se pusieron en marcha.<br />
En el jardín, junto a las estatuas, Bernadette los esperaba de brazos cruzados mientras que los dedos de la mano derecha golpeaban sobre el codo del brazo izquierdo, en clara señal de espera y fastidio. Sus ojos tenían algo distinto, Rosita lo había notado. Pero, ¿por qué? No se lo imaginaba y tampoco lo sabría. Sin embargo, algo estaba distinto. Se olía en el aire. La princesa estaba preocupada. ¿Preocupada por el Sello Dorado? Pronto lo sabría.<br />
<br />
-El Sello Dorado… ¡dámelo! –gritó con llamas en los ojos mientras crecía en tamaño y se inclinaba sobre la niña extendiendo los largos y finos dedos de la mano.<br />
-Antes soltá a mi nieta. Así lo pactamos. –repuso Rosita apretando el Sello contra su pecho.<br />
-Mmm… primero dámelo y después será libre.<br />
-No te creo, quisiste que fuésemos a buscar un Sello en un laberinto con un León que escupe fuego, seguro quería que nos queme, ¿no es cierto?<br />
-Claro que no, odio a ése León, es el único al que no soporto… junto a ése pez amigo tuyo. –dijo Bernadette mientras en medio del jardín, silenciosamente, un montículo de tierra azulado se elevaba junto a varios brotes de plantas. –Además, no tengo porqué mentirte, ¿o sí?<br />
-Mmm… primero liberala.<br />
-Jajajaja, ¡a ella! –gritó mientras un calamar gigante emergía de en medio de la fuente con varios tentáculos desperdigados por el aire.HFA Wordshttp://www.blogger.com/profile/17002252797550703690noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3080406002636721678.post-40282327090580206292011-01-19T04:01:00.001-08:002011-01-19T04:01:14.060-08:00MordiscosEl gato giró los ojos hacia la puerta que se abría. Bajó de la combi y allí sus miradas se cruzaron. Estaba golpeado y ensangrentado. A duras penas se podía mover. Agonizaba.<br />
<br />
Su mente registró aquella imagen. Una vez en su casa, se cambió de ropa, tomó una manta del armario y salió. No tardó mucho. El gato seguía en el mismo lugar donde lo había dejado. Su pequeña cabeza volvió a moverse al sentir su presencia. Esos ojos cristalinos lo miraron suplicantes.<br />
<br />
Arrojó la manta sobre el gato. En sus brazos sólo era una hoja de papel a punto de resquebrajarse. Los latidos eran leves pulsaciones como sus esporádicos movimientos. El gato había sufrido un feroz ataque de algún perro, seguro de la casa tomada.<br />
<br />
Las personas de la casa tomada habían traído un perro negro y violento. Cuando se dice que los perros son el fiel reflejo de sus amos, no hay que discutirlo. Así es. Cada uno que osaba pasar frente a la reja, el perro ladraba mordiendo cualquier cosa frente a su hocico. Era malo. Su violencia se había originado en los golpes certeros de una vara de madera verde. Eso sí dolía, el perro lo podía asegurar.<br />
<br />
Llegó a la veterinaria y el doctor puso al animal sobre la mesa de operaciones. Estaba lastimado por ambos costados. La pata delantera izquierda había recibido la mayor cantidad de mordidas. Tenía la pata quebrada en varias secciones. La cola estaba desgarrada. Varias costillas estaban rotas. Una de las orejas estaba despedazada por la mitad. Sus ojos estaban perdido en el dolor. Aquello no había sido una pelea, había sido un abuso de mordiscos.<br />
<br />
El veterinario trabajó una hora sin descanso. Él observaba al animal que resignado soportaba el trabajo del doctor. Otra no le quedaba. Prefería irse. Se dejaba ir pero algo lo mantenía sobre esa mesa. Era la mano del Doctor. Ambos se miraban mientras el doctor trabajaba. Sabían que este era el principio de muchas intervenciones. Él ni siquiera le gustaban los gatos. Algo dentro suyo le urgió a salvarlo. O por lo menos intentar.<br />
<br />
El doctor le dió unas pastillas y una palmada. Le había salvado la vida y ahora era su responsabilidad.<br />
<br />
Su esposa lo esperó con bronca. No le había dicho nada y ella no sabía donde estaba. Estaba nerviosa. Temió por su marido. La mujer comenzó a despotricar pero los gritos murieron con la imagen de un par de ojos cristalinos.HFA Wordshttp://www.blogger.com/profile/17002252797550703690noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3080406002636721678.post-54544436423221859092011-01-11T09:22:00.000-08:002011-01-11T09:22:43.224-08:00Una burbuja de mi niñez<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjc-FWnyw3_pKgBFfs2BT-bMl8seMl28kPmyxiR7_uX4Q651qx-2dqJSxMKoCsQtPNf7-jKeBu-RskDtB0rZjMcV8ULDl-OGn5zTqfgXByQGg2BYDtk_7YlQ6qP-SMUNhu07VyNraSTgVE/s1600/burbuja.jpg" imageanchor="1" style="margin-left:1em; margin-right:1em"><img border="0" height="240" width="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjc-FWnyw3_pKgBFfs2BT-bMl8seMl28kPmyxiR7_uX4Q651qx-2dqJSxMKoCsQtPNf7-jKeBu-RskDtB0rZjMcV8ULDl-OGn5zTqfgXByQGg2BYDtk_7YlQ6qP-SMUNhu07VyNraSTgVE/s320/burbuja.jpg" /></a></div><br />
Una niñez pasada y perdida volvió a nacer. Hoy vi una burbuja transitar entre personas caminando por una calle de Microcentro. Los autos avanzaban mientras que la burbuja sorteaba cabelleras, hombros y cigarrillos. Aquella burbuja captó mi atención. El reflejo de aquella pequeña era hermoso. No sé que le habrá pasado en su viaje, entré al supermercado chino frente al edificio donde trabajo. Quizás habrá llegado hasta Callao o quizás haya sido víctima de la violencia de un auto en Libertad. Quizás se elevó hasta el cielo de las burbujas o simplemente quedó archivada en un escaparate de burbujas perdidas. No sé. Pero quiero recordarla como un contenedor transparente y jabonoso de algún deseo. Quizás sea un anhelo expresado al aire o un suspiro por esa persona que no está o que aún no llegó. Lo único que sí sé, es que aquel contraste entre el cemento, el calor y la momentaneidad de este tiempo chocó contra la realidad efímera de una burbuja perdida en una calle porteña. A pesar de su corta vida, esa burbuja me trajo gratos recuerdos de mi niñez. Recuerdos cuando jugaba con agua mezclada con detergente e introducía aquel aparatito que al desprender de mis labios aire, ése aire se transfiguraba en formas circulares de distintos tamaños y reflejos. Hoy es un día en que mi niñez volvió a vivir. Esos días en que no habían tareas, objetivos, trabajo, cuentas que pagar, jefes, tránsito y una pesadez que aplasta si no estamos bien firmes. Aquellos días joviales llenos de amor, deseos, sueños, anhelos y la incansable necesidad de ingerir mielsitas y naranjú, hoy han vuelto a la vida gracias a esa pequeña burbuja que ví perdida en un horizonte de concreto. Hoy elevo una oración hacia esa pequeña burbuja que supo captar mi atención.HFA Wordshttp://www.blogger.com/profile/17002252797550703690noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3080406002636721678.post-15876462075095982072011-01-07T05:47:00.001-08:002011-01-07T05:47:52.300-08:00Muñeca de papel | Parte 2Recibió a su nieta Olivia por un fin de semana largo. El tiempo no era el mejor, habían anunciado lluvia y tormenta. Sin embargo, Olivia amaba mucho a su abuela y quería pasar ese fin de semana junto a ella y las historias que le contaba.<br />
Era viernes y el cielo estaba teñido con un gris topo. Olivia, sin embargo, estaba feliz por tener a su abuela cerca. La abrazaba, la llenaba de besos y no la dejaba sola ni un segundo. A la abuela Rosita le encantaba sentirse amada por la niña. Le gustaba tanto que siempre que su nieta la visitaba, se sentaba en su hamaca y mientras se mecía en ella, tejía para la niña. Una bufanda, un saquito, un gorro. De todo. Se amaban mutuamente. Ese mismo día transcurrió dentro de la casa, el meteorólogo del noticiero había pronosticado lluvias torrenciales y alerta meteorológica.<br />
Por la tarde, después de un suculento almuerzo de albóndigas con salsa y arroz, la niña y su abuela se dirigieron a la sala de estar para sentarse y descansar de semejante comida. La abuela tomó las agujas de tejer y comenzó una bufanda rosa y celeste para la niña. Mientras tejía, la niña escuchaba la historia que le relataba. Estaba muy atenta, tan atenta que ninguna de las dos habían notado que fuera de la casa una lluvia torrencial caía sin cesar. Olivia en medio de la historia se paró y se dirigió a la ventana a ver cómo llovía. En ese momento, la abuela se quedó dormida. La alegría la había desbordado y la dejó cansada.<br />
Olivia, se volvió hasta la abuela que roncaba bajito. Probó llamándola, tocándole el hombro, moviéndola un poquito y hasta tapándole la nariz. Estaba profundamente dormida. Decidió recorrer la casa sin hacer ruido para que su dulce abuela pueda descansar y así levantarse y hacerle strudel.<br />
Al soltar los dedos de la nariz, notó un pedazo de papel en el umbral de la sala. Se acercó y al levantarlo, descubrió alegremente que era el dibujo de una cartera. No sabía para qué o donde usar aquel dibujo. Al guardar la cartera en el bolsillo de su buzo canguro, notó otro papel cerca de la escalera en el hall de entrada. Levantó aquel papel y para su asombro, estaba el dibujo de un sombrero. Parecía viejo, como antiguo. Lo guardó y como un sendero de migajas encontró varios papeles mas que terminaban frente a una pared. Con sus pequeños y delicados dedos tomó varios papelitos que tenían diversos dibujos. Notó que eran accesorios y ropas de mujer. Recordó que su abuela le había contado que cuando ella era pequeña jugaba con muñecas de papel intercambiando su ropa. Sacó todos los papeles que tenía guardados y frente a esa pared, se sentó cruzada de piernas para jugar. Mientras movía los papelitos queriendo armar la figura, escuchó un ruido. El ruido de un papel rompiéndose. Abrió los ojos grandes como dos huevos fritos color celeste y blanco. Miró hacia los costados y hacia atrás. Nada. Otro ruido pero metálico retumbó detrás de aquella pared. Cuando Olivia acercó su oreja a la pared, notó que el empapelado de la pared estaba roto. La rasgadura se encontraba arriba de todo. Estiró los brazos. Saltó lo mas alto que pudo y lo atrapó fuertemente en sus manos despegando todo el empapelado de la pared.<br />
Para su asombro, una puerta sin picaporte estaba frente a ella. Miró a través de la cerradura y en medio de la oscuridad vió un reflejo plateado. La curiosidad la atrapó e intentó abrir la puerta introduciendo las puntas de sus dedos en la hendidura que se hacía entre la puerta y el marco. Intentó pero nada sucedió. Decidida, volvió a visitar la cocina. Al cabo de unos ruidos de cajones y cubiertos golpeándose entre ellos, volvió frente a la puerta con una cuchara. Utilizando el mango de la cuchara hizo palanca y la puerta se abrió completamente cayendo de cola junto con la cuchara que salió volando. <br />
Observó la oscuridad atentamente. En el piso el reflejo plateado que había visto volvió a encandilarla. Caminando en cuatro patas se fue acercando al umbral de la habitación secreta. Se levantó y buscó a tientas el interruptor de la luz. Después de varios manotazos, toda la habitación se bañó de luz. Miró asombrada toda la habitación que parecía nueva, reluciente, lista para estrenar. Entró hasta el medio de la habitación y con un giro de bailarina mirando hacia el techo vió todo a su alrededor. Un poco mareada se sentó con las piernas cruzadas. Algo la molestaba en uno de los cachetes de la cola. Metió la mano bajo el pantalón y sacó una llave plateada y hermosa. Tallada con flores y mariposas.<br />
Confundida, miró alrededor de la habitación buscando donde introducir la llave. No encontró nada excepto la puerta hacia donde se dirigió para ver si funcionaba. Pero no fue así, la llave era muy pequeña para aquella cerradura. Al volver hacia el centro de la habitación, encontró un cofre de madera con incrustaciones de bronce que tenía una cerradura. Podía haber jurado que antes no estaba. El ojo de la cerradura era el indicado. Abrió el cofre esperando encontrar joyas, cartas de amor o alguna reliquia familiar. Sin embargo, desanimada, encontró el cuerpo de una mujer dibujado en un papel. La tomó en sus manos y la miró detenidamente.<br />
<br />
-Una muñeca de papel. –exclamó llevándola hasta donde estaba la ropa y los accesorios.<br />
<br />
Comenzó a vestirla con todos los papeles inventando todo tipo de modas. Un sombrero con flores con una minifalda negra, zapatillas, una bolsa de supermercado, un pantaloncito corto, etc. Armó muchas combinaciones hasta que dio con una que a ella le encantó. Un vestido largo y negro con frunces de tul, zapatos de tacón mediano, un sombrero pequeño con plumas de pavo real y un chal de encaje color bordó con perlas. Le encantaba y sentía que ésa era la ropa para la muñeca. Así de simple la levantó en el aire y la observó con una sonrisa. Mientras la tenía entre sus manos, la observaba alegremente hasta que un guiño de ojo de la muñeca hizo que del susto la soltase como si estuviera en llamas.<br />
Se escuchó un “Ay” apagado mientras aquella muñeca de papel se incorporaba con vida. La muñeca de papel… estaba viva.<br />
-Ay, me soltaste. Por suerte no rasgué mi vestido. Gracias por ponerme mi ropa. Hacía mucho que no la usaba. –dijo la muñeca mientras acomodaba su vestido.<br />
-Hola. –dijo tímidamente.<br />
-Hola, soy la Princesa de la Torre de Papel, Bernadette es mi nombre. –se presentó con una reverencia.<br />
-Hola, soy Olivia. ¿Sos Princesa? –preguntó asombrada, ya no estaba asustada, era una simple muñeca de papel. Pensó en aquella Torre de Papel con juguetes, golosinas y muchas cosas mas.<br />
-Si. ¿Querés conocer de donde vengo? Es un mundo fascinante lleno de magia, donde todo es de papel y tiene vida. Mi torre está repleta de juegos, golosinas, tortas… hasta podemos hacer una fiesta de té, tengo todo preparado. Podés ser mi doncella ¿querés?<br />
-¡Si! Quiero. Dale vamos. –exclamó con alegría. Sería una doncella como en los cuentos de su abuela.<br />
-Bueno, entonces cierra los ojos y cuando yo te diga das un paso hacia delante y dos pasos hacia atrás, tres veces, ¿si? –dijo la princesa Bernadette.<br />
-¡Sí! –exclamó feliz.<br />
-Ahora da los pasos. –le dijo mientras Olivia comenzaba con aquellos pasos tal cual la princesa le había dicho. Con el último paso, una brisa peinó sus cabellos y escuchó la voz de Bernadette. –Abre tus ojos.<br />
<br />
La doncella Olivia y Bernadette se encontraban en medio de un claro rodeado de árboles de papel. La princesa había dejado de ser una pequeña muñeca, en su tierra, era aún mas alta que la niña. En aquel lugar parecía una majestuosa reina. Comenzaron a caminar entre los árboles de papel glacé hasta que llegaron al límite del bosque que estaba en lo alto de una colina. Desde allí, miraron todo alrededor. A lo lejos había una torre alta de papel que se perdía entre las nubes. Un jardín de flores multicolores rodeaba la torre, donde una fuente lanzaba chorros de agua de papel azul transparente. Mas allá se podía observar un laberinto de arbustos altos como la princesa. En el centro de ese lugar se podía ver un círculo limpio con un fulgor azulado. Olivia no quiso preguntar sobre esa luz para no quedar como curiosa. Bajaron la colina hasta la entrada del jardín. Era magnífica, rejas de papel forjado con arabescos que nunca antes había visto. Estaba fascinada, saltaba y danzaba de alegría por estar en ése lugar tan espléndido. Su sonrisa se había convertido en una gigantesca mueca de alegría. Bernadette la observaba sonriente y atenta a los movimientos de la niña. El sendero era largo y sinuoso. A los costados una serie de estatuas de niños la miraban. Olivia dejó de danzar y miró esas rígidas esculturas de papel que sobre un pedestal la invitaban a mirarlas como si quisieran decirle algo. Algo importante.<br />
<br />
-Son todos niños. –observó Olivia.<br />
-Sí, es que me encantan los niños. –rió la princesa.<br />
-Allá hay un pedestal que no tiene escultura. Creo que está escrito algo y tachado. –notó la niña mientras daba saltos para acercarse más y así leer lo que había sido tachado. Antes que pudiese llegar, Bernadette, se paró delante de aquel pedestal en un abrir y cerrar de ojos, tapandolo todo.<br />
-No te preocupes, pronto tendré otra. Es que… se me acabó el papel mágico para las esculturas y todavía no pude ir al Mercado del Papelero Mágico. –respondió astutamente.<br />
-Ah, ¿queda lejos ese mercado? –preguntó mientras intentaba ver detrás de lo que el vestido de la princesa ocultaba.<br />
-Sí, hay que cruzar las montañas hasta el Pueblo Títere y viajar por el Río Maché hasta el Desierto de los Extravaganzas y seguir hasta la Puerta del Rompecabezas que es donde el Soldado Papel Condecorado te guía hasta la entrada del Mercado.<br />
-Parece muy lejos. ¿Podemos ir? Quiero conocer todo este reino de papel. Me encanta. –sonrió la niña intentando ver lo que la princesa ocultaba.<br />
-Bueno, está bien, pero después de nuestra tarde de té. ¿Querés? Tengo todo preparado en el jardín de mi torre, donde bajo un alero una mesa de dulces nos esperan. –dijo la princesa guiñándole un ojo a la pequeña. Luego tomándola del hombro la condució hasta la Torre donde bajo un alero efectivamente una mesa con dulces, tortas, masas secas, alfajores y golosinas de todos los sabores las esperaban. Los ojos de Olivia se abrieron al ver tantas cosas ricas sobre la mesa. Recorrió toda la mesa mirando de cerca cada una de las sabrosas golosinas. No lo podía creer, todas esas ricuras para ella sola. Las volvió a mirar y con un poco de tristeza notó que también eran de papel. Pero antes que Olivia pudiese preguntarle sobre la comida, Bernadette le respondió. –No te preocupes, parecen de papel pero tienen sabor a comida de verdad. Es que es el papel mágico que te conté. ¿Te acordás?<br />
-Sí. ¡Que rico! ¿Puedo comer?<br />
-Claro, siéntate y disfruta de todo mientras voy a buscar lo más importante. –dijo la princesa yendo dentro de la Torre.<br />
-¿Qué es mas importante que todas estas golosinas? –preguntó.<br />
-El té sabor a multicolores mágico. Te va a encantar.<br />
-Buen… munch… ísim… munch… o. –exclamó la niña mientras comía una porción de torta de merengue mágico.<br />
<br />
Una vez dentro de la Torre, la princesa se dirigió hacia la cocina donde preparó el té con los condimentos mágicos que siempre le daba a los niños. Mientras tanto, la niña continuaba comiendo a diestra y siniestra cuantas golosinas, tortas y alfajores podía. De la nada, escuchó una voz.<br />
<br />
-El té no es bueno.<br />
-¿Quién dijo eso? –preguntó la niña mientras sus ojos giraban hacia todos lados.<br />
-Fui yo. –dijo un pez que apareció de la nada.<br />
-¿Un pez que habla? Este lugar es maravilloso. –dijo contenta mientras comía alfajores.<br />
-Deberías tener más cuidado. La princesa no es buena, ella te quiere para hacerte estatua como hizo a los demás niños. –dijo el pez girando a su alrededor.<br />
-¿Qué? No puede ser, ella es muy buena, mirá toda la comida que me preparó, además que me puede hacer, es de papel. –respondió. A lo lejos unos pasos se escucharon y el pez desapareció entre burbujas.<br />
-Todo lo que brilla no es oro. –dijo por último la voz.<br />
-¿Con quien hablabas mi pequeña Olivia? –preguntó dulcemente mientras traía en sus manos una bandeja con una tetera y una taza.<br />
-Con un pez dorado.<br />
-¡¿Qué te dijo?! –gritó enojada. –Perdón, es que me ponen mal muchos de los habitantes de este reino.<br />
-¿Por qué? –preguntó curiosa.<br />
-Es que las princesa somos las mas envidiadas. Todos te van a hablar mal de mí porque no soportan que sea una princesa y ellos no. Tienes que tener cuidado, te van a decir mentiras. Por eso siempre estoy haciendo amigos… me siento sola.<br />
-Ya no estás mas sola, acá estoy yo. –rió viendo cómo le servía el té.<br />
-Tómalo todo, así podrás seguir comiendo. Como es mágico, nunca se va a acabar y nunca te vas a empachar. Hasta la última gota. –explicó.<br />
-Mmm, que rico. –dijo la niña mientras sostenía el tazón y sorbió todo el té multicolor.HFA Wordshttp://www.blogger.com/profile/17002252797550703690noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3080406002636721678.post-51681158224849795132011-01-05T03:27:00.000-08:002011-01-05T03:27:13.570-08:00Muñeca de Papel | Parte 1Las escaleras de la torre se habían convertido en una historia sin fin, como una cinta eterna. Una niña corría bajando aquella escalera. Los escalones se tambaleaban bajo sus pies y mas de una vez estuvo cerca de caer rodando. Una llave plateada estaba prisionera en su mano derecha. Su respiración era entrecortada y su rostro estaba blanco como un susto. La niña comprendió por primera vez lo que era huir por su vida. Debía llegar cuanto antes al umbral que la había visto cruzar. No estaba cerca pero debía lograrlo. Aún tenía pedazos de papel amarrados a sus brazos que intentaba sacarse mientras bajaba por aquella torre.<br />
Bajó los siete pisos de la Torre de Papel.<br />
La puerta principal quiso impedir que saliera con trabas que cerraban su paso. Sería apresada por siempre. Un brillo dorado proveniente del exterior derrumbó aquella puerta convirtiéndola en papel picado.<br />
Y allí lo encontró, esperando por ella para salvarla. Flotando en medio del aire liviano de aquel lugar. Esperando por una pequeña niña que depositó su confianza sin haberlo conocido antes. Sólo había bastado una mirada de inocencia para darse cuenta que siempre podría contar con él. Un pez dorado de papel glacé.<br />
<br />
-Sube a mi lomo. Te llevaré hasta el umbral. –dijo el pez mientras que se agrandaba su cuerpo. <br />
-Gracias.–dijo la niña mientras saltaba desde los escalones del pórtico hasta el lomo del pez.<br />
-En marcha. –dijo burbujeante.<br />
<br />
El pez remontó vuelo a través de las nubes, cruzando toda la tierra. Abajo se podían ver todas las regiones de aquel mundo de paisajes de papel doblado. Cruzó las nubes de papel secante y atravesó el cielo hasta llegar a un desierto blanco. Mientras descendían, un corte en el paisaje se abría como una hendidura hecha por una filosa hoja de trincheta. Una línea vertical se abrió iniciándose desde el piso hasta una altura prudente donde giró hacia la derecha formando una “L” al revés. Cuando arribaron, el corte se había hecho completo. La lamina cortada de paisaje se tambaleó y cayó suavemente formando una onda hasta convertirse en una especie de puente. Bajo el puente, una cinta celeste apareció como formando un pequeño riacho de peces multicolores. Mientras Rosita miraba cómo todo esto sucedía, una ráfaga helada cruzó frente a ella. Retrocedió.<br />
Allí frente al puente, un muñeco con un tambor negro se interpuso en su camino. El pez, emitió una burbuja de acetato transparente hacia aquel muñeco ciego que repiqueteaba cada vez mas fuerte su tambor. La niña estaba hipnotizada por los sonidos graves del tambor. La burbuja lo atrapó y el sonido del tambor cesó elevando al muñeco hacia el cielo.<br />
La niña volvió en sí y vió cómo el muñeco se alejaba surcando aquellos cielos de colores. El pez la incitó a cruzar el umbral. Intentó cruzar pero no pudo. Con cada intento se golpeaba con una lamina invisible. El pez extrañado pero inteligente y rápido como una liebre, emitió de su boca una burbuja que atrapó a la niña dejando caer la llave al riacho. La llave se perdió en el fondo mientras un cardúmen de peces de colores se arremolinaba a su alrededor. Con un soplo de brisa de los labios del pez, la burbuja con la pequeña dentro cruzó el umbral.<br />
<br />
La habitación había vuelto a la normalidad. Cayó sobre el tapete después que la burbuja desapareciera. El cofre de madera con incrustaciones de bronce se cerró de golpe. El cerrojo se trabó dejándolo completamente sellado. Estaba a salvo. Ya no tenía porqué huir. Ahora debía poner manos a la obra y terminar con aquello. Salió corriendo de la habitación como un rayo y se dirigió hacia el galpón. Tomó todos los elementos que necesitaba y puso manos a la obra. Pegamento y empapelado. Comenzó a empapelar tapando la pared y la puerta convirtiendo esa habitación en un lugar olvidado y sepultado. Cansada escuchó la voz de su madre que la invitaba a tomar la merienda. Café con leche y tostadas untadas con manteca y miel. Pronto aquel episodio en la vida de Rosita quedaría olvidado y sellado como aquella habitación de su casa.<br />
<br />
Continuará...HFA Wordshttp://www.blogger.com/profile/17002252797550703690noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3080406002636721678.post-7362344575516050642010-12-28T11:43:00.000-08:002010-12-28T11:43:56.651-08:00Siempre hay una primera vezSiempre hay una primera vez, eso no cabe la menor duda. Como la primera vez que probaste ése plato que creías no te gustaba y lo confirmaste, o cuando conociste a Jesús y quedaste con más ganas de conocerlo, o cuando conociste a esa persona que creiste no te iba a dar bolilla pero terminó dándote mucho mas, una familia. Quizás algunas veces son etapas que pisan fuerte en nuestra historia de vida como comenzar el jardín de infantes, la primaria, la secundaria y hasta la universidad. O quizás son novedades como cuando la primera vez que entraste a la iglesia en la que te congregás o cuando volviste a nacer después de aceptar a Jesús y recibir su bautismo. Las primeras veces son eso, primeras veces que no se olvidan pero se guardan en el bolsillo de los gratos recuerdos y si son ingratos, desechalos, Jesús los erradicó de tu vida con su amor.<br />
<br />
En nuestras vidas estamos repletos de primeras veces, buenas o malas, todas nos dejan una marca en el corazón. Aquellas marcas malas las sanamos con la sangre derramada por Jesús mientras que las buenas las atesoramos en el corazón como una bendición.<br />
<br />
En mi caso, hoy se dá una primera vez que creí, antes de aceptar a Jesús, perdida completamente. Antes pensar en la felicidad, en tener una pareja, casarme, tener un hijo, formar una familia era algo lejano hasta imposible. Como que algo que no me podía pasar y menos a mí. Pero la palabra imposible no existe en el diccionario de Dios como descubrí. La palabra lo dice: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece". Y toda mi persona fue fortalecida por Él y encima acepté sus promesas.<br />
<br />
Hoy es un día especial en que su promesa se cumplió y se seguirá cumpliendo. Su promesa la tenía sellada desde mucho antes de mi nacimiento. Hoy lo ví, lo escuché y mañana lo acariciaré derramando aquel amor que una vez Dios derramó en mí en ése momento especial que busqué por Él.<br />
<br />
Simplemente tengo palabras de bendición y agradecimiento a Él por abrir sus brazos y aceptarme como su hijo, como su heredero. Hoy doy gracias a Dios porque me dió vida, me quitó el velo de los ojos, me liberó de este mundo y está germinando bajo su ala aquello que será para glorificarlo.<br />
<br />
Dios los bendiga a todos y añada aún mas. El amor que dá es inmenso tan inmenso que no caben palabras para describirlo. Si quisiera describiría algo ínfimo de todo su espléndido amor. Gracias Señor!!!HFA Wordshttp://www.blogger.com/profile/17002252797550703690noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3080406002636721678.post-53225733436081665502010-12-28T03:54:00.000-08:002010-12-28T03:54:48.859-08:00Relatos de ayer y hoy presentan...Les presento mis tres eBooks que pueden descargar sin cargo desde mi web, www.hfaestudio.com.ar<br />
<br />
El primero, "Muñeca de Papel", es una historia para chicos que escribí para un concurso de relato juvenil. Estoy evaluando si lo extiendo aún más para convertirlo en novela, pero bueno, primero espero algún comentario de ustedes para ver si les gustó. Lo pueden descargar haciendo click <a href="http://www.hfaestudio.com.ar/storytelling/e_books/munieca_de_papel.pdf">aquí.</a><br />
<br />
El segundo, "Relatos Unicelulares", es una recopilación de relatos cortos que escribí cuando comienzo el camino y aún estando en la puerta, sin estar enteramente en el Señor. Pero ahora los leo y miro hacia atrás y veo que me sirvieron para desoxidarme. Espero les gusten. También pueden escuchar las lecturas de estos relatos en el canal de YouTube haciendo click <a href="http://www.youtube.com/user/Hfamultimedia?feature=mhum">aquí.</a> Lo pueden descargar haciendo click <a href="http://www.hfaestudio.com.ar/storytelling/e_books/relatos_unicelulares.pdf">aquí.</a><br />
<br />
Por último, el tercer eBook titulado "El Viejo y el Roble" lo pueden descargar haciendo click <a href="http://www.hfaestudio.com.ar/storytelling/e_books/elviejoyelroble.pdf">aquí.</a> Es un poco dramático y triste si sólo se lee literalmente, mas si se interpreta entrelíneas se puede vislumbrar luz en vez de oscuridad.<br />
<br />
Dios los bendiga, los guarde y no los largue. Prometo subir mas relatos, eBooks y novelas.HFA Wordshttp://www.blogger.com/profile/17002252797550703690noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3080406002636721678.post-30469651399733946852010-12-22T06:04:00.000-08:002010-12-22T06:04:23.225-08:00TestimonioPor 29 años no creí en nada, ni en mi propia sombra. En mi casa prácticamente la palabra Dios estaba prohibida. Lo poco que sabía de Dios lo sabía por mi tía Haydee que era católica o por mi madre que asistía también a la iglesia católica de vez en cuando. Pero hablar de la palabra de Dios o leer la Biblia, inadmisible, además de esto mi padre es un ateo acérrimo, lo cual ayudó a mi descreimiento.<br />
<br />
Hoy si miro hacia atrás veo varias cosas que sumaron en mi corazón a enojarme con Dios. Estaba enojado, le tenía bronca hasta odio le diría yo. Antes era de enojarme con cualquier cosa, me prendía fuego y muchas veces ese fuego era por dentro. Me quemaba a mí mismo y no explotaba pero por dentro quería romper todo, patear el tablero mal.<br />
<br />
La odisea por el mundo comienza a mi ocho años, cuando muere mi mejor amiguito de una enfermedad que no recuerdo. Iba siempre a su casa a jugar. Maxi Cardozo se llamaba. El padre era marino y cada tanto aún me lo sigo cruzando. El tema era que me enojé con Dios porque no podía entender como un Dios que supuestamente era bueno, se había llevado a un nene. Mi madre me dijo que estaba con los ángeles y toda esa mar en coche que fue como soplar contra el viento. No lo pude aceptar. Y lo peor venía cuando ya de grande me cruzaba con su padre al que siempre saludo. En esos momentos lo veía a él y me venía una punzada en el corazón, como que alguien metiera el dedo en la llaga pero con saña. Hubo una vez que, creo tenía unos 20 años y me lo cruzo en una esquina cerca de donde vivo. Lo saludé. Yo estaba llendo para mi casa y cuando lo despedí, camine unos pasos de espalda a él y no pude contener el llanto. No pude. Me destrozó, ver el padre de mi amiguito. Lo primero que pensé fue en lo que el padre sentiría al verme a mí de 20 años, el amiguito de su hijo. ¿Cómo te sentirías en los zapatos del padre? Así, como un garrotazo y me desintegré en llanto. Estuve fácil 1 hora llorando sentado al borde de la cama. Y lo que decía en voz alta era ¿por qué? Un nene, en vez de llevarse un violador, un asesino, no, un nene de 8 años. ¿Qué mal podía tener? Pero bueno, en ese momento no lo ví como lo vería ahora. Dios lo permitió por algo, son esas cosas que a uno lo sacuden y es para que en vez de mirar el jardín arruinado veamos el bosque hermoso que se cierne en el horizonte.<br />
<br />
A mis quince mi tía Haydeé muere de un cáncer que la carcomió por dentro. Ya para esa época fumaba y no me importaba nada. Ni siquiera que me descubriesen como lo descubrió mi madre. No me importó, seguí con la mía. La rebeldía de un adolescente tomando los malos ejemplos. Otro detalle que me golpeó mi corazón, que la tía, era una mujer devota a Él. Se murió virgen e iba como mil veces por día a la Iglesia. Ella era católica. Mas aversión a la religión y sobretodo a la católica. Gracias a Dios me alejé de la idolatría católica por los santos. Pero aún así mi bronca, mi odio por Dios iba en aumento. Seguía cuestionándolo por sus decisiones. Para mí esa tía había sido muy querida y buena, mas allá que ella tendría sus rollos y carácter. A eso sumémosle que antes mi abuela estaba postrada en silla de ruedas por una enfermedad y que después fallece. Otra mujer que para mí fué muy buena y amorosa. <br />
<br />
Después a mis 17 años cuando estaba empezando quinto año, en medio del desempleo de mi viejo, mi abuelo que había caído en el deterioro repentino se suicida y tuve la fortuna de encontrarlo yo primero. Ver el arma, su agonía final y tener que pasar por ese tramiterío de la policía. Ahí, en ese momento, obviamente estar cimentado en arena, ése suceso me desbarató. Me retrotraje y empecé a regar cada vez más esa semilla de ira que tenía en el corazón.<br />
<br />
Ya para esa época escuchaba bandas que identificaba por lo que sus letras decían. Era inconformismo, ira, falta de límites, levantarse contra la autoridad, estar enojado contra todo lo que se me pusiera enfrente. Empecé a desarrollar una idolatría por aquellos cantantes que expresaban cómo me sentía. Y me sentía lleno de ira, odio y bronca. En ese momento no sabía hacia quién eran esos sentimientos. Pero hoy puedo decir que la falta de perdón me tenía agonizando y era un títere del enemigo. Me metí en cualquier tipo de antro, tomar alcohol para mí se había convertido en algo común y cuando opté por dejar de tomar tanto, año nuevo vida nueva, a los pocos meses estaba en la misma. Me veía a mi mismo como un saco de basura, tenía baja autoestima y por sobretodas las cosas estaba resignado. Resigné muchos sueños, proyectos y hasta la oportunidad de tener una familia. En un momento creí que lo podía lograr con mis fuerzas pero comenzaba y ahí terminaba sin nafta.<br />
<br />
Ya para este momento mi dolor interno lo exterioricé con dos brazos tatuados completamente. Traduje el dolor interno hacia afuera y así me sentía bien conmigo mismo. Me mentía diciendo que era arte. Sin embargo, tatuarme me daba placer, me sentía vivo. Sí, vivo porque sentía el dolor sobre mi piel y era como reconocer que aún no estaba muerto. Pero la muerte me rondaba de cerca. Tuve mucho espíritu de muerte en mi familia y espíritu de suicidio. Tanta era la cadena que me ataba a esos sucesos pasados que mi mente comenzó a jugar con el pensamiento de matarme. Total, nadie me iba a extrañar. Me sentía solo. Siempre me sentí solo y enojado contra todo lo que estuviera a mi alrededor. Yo sé lo que es ver un cruce de trenes o las ruedas del tren o del subte con cariño, hasta conozco el pensamiento de sostener un arma entre las manos y considerarlo seriamente. Muchos de mis amigos y/o conocidos no lo saben. Pero yo les digo para que sepan, el que quiere suicidarse no se lo cuenta a nadie y se muestra con un disfraz de cierta felicidad mientras que el que avisa sólo llama la atención. Hoy sé que si uno quiere que otro cambie tenemos que cambiar nosotros y qué mejor que de la mano de Jesús.<br />
<br />
Para ese entonces con 29 años, mi vida era completamente gris, la depresión era mi hermano siamés. Mi trabajo era estanco, mi vida personal completamente lúgubre y mis proyectos repletos de polvo. Así transcurría mi vida, del trabajo a mi casa, de mi casa al trabajo. Pasaba horas viendo televisión o películas para escapar de mi realidad. Vivía en una casa con paredes descascaradas, una cocina sin tapa del horno, una bombita de luz colgando del techo y el jardín era una mezcla de ciudad apocalíptica con escombros y una jungla de yuyos tan altos como yo. Las persianas de las ventanas siempre cerradas, recuerdo decirle a quien hoy es mi esposa que para qué abrir las ventanas si no tenía nada bueno para ver. Así vivía yo. Mi soledad se había convertido en mi novia, y la idea de casarme y formar una familia se había esfumado hacía rato. Creía que no me lo merecía, que no valía ni un centavo, que nadie se fijaría en mí y que por lo único que podían acercarse era por mis tatuajes. Tenía baja autoestima.<br />
<br />
Todo gris. Mis días por mas sol que hubiese eran grises, vivía dentro de una película muda en blanco y negro. Todo así hasta que un día alguien tocó a mi puerta justo cuando toqué mi fondo. Dios había permitido que viviese todo lo que viví para que en ese preciso instante de mi vida, alce los ojos a Él. Recuerdo aquel día tan vívido como si fuese este momento. Inolvidable y magnífico.<br />
<br />
Caminaba por una calle olvidada de algún barrio porteño mientras mi mente giraba por cómo era mi vida. Hasta que no pude más, no aguanté mas ver aquellas ruinas que eran mi vida. No lo soporté, menos aguantar el sentimiento de desespero por una vida que nunca quise llevar pero que había elegido por mis propias malas decisiones. Alcé los ojos al cielo y le dije que no quería llevar más esta vida y que quería alguien que me quisiese tal cual era. El cielo estaba resplandeciente, volví a ver por muchos años el resplandor de un cielo soleado. Allí estaba Él extendiéndome la mano. Sin saberlo me estaba entregando en alma y cuerpo. Le había abierto mi corazón de la manera que recibí una tranquilidad que nunca antes había sentido.<br />
<br />
No pasó mas de un mes cuando conocí por intenet a la quien hoy es mi esposa, ella por su cuenta hacía dos meses que había emprendido el camino de Jesús y ella fue quien me invitó a una iglesia cristiana. Fuimos a Rey de Reyes. Recuerden que no podía soportar la religión y mucho menos ir a una iglesia. Pero fuí, después de 15 minutos y algunas albanzas, creí que me había llevado a la Universal y le pedí que nos fueramos. Pero la semilla no había caído entre las piedras, había caído en tierra fértil. Ella continuó orando por mí. Para este momento el proceso de cambio y gracia que sólo Dios te puede dar estaba en marcha. Cambié de trabajo a uno mucho mejor, dí los 2 finales que tenía colgado de hacía ya varios años terminando la carrera universitaria y tras un robo de mi dni original, opté por aferrarme a Dios. La segunda vez que asistí a la iglesia, ya habían pasado un par de meses, me quedé todo el culto y las palabras del pastor eran justo lo que estaba necesitando escuchar. Pasó algún tiempito y la tercer vez que asistí a la iglesia le pedí yo de ir.<br />
<br />
Hoy gracias a Dios y a su proceso de sanación soy un hombre agradecido por su amor y bendiciones, casado con una hermosa e idónea mujer con la que estamos formando una familia con proyectos mútuos, un trabajo en el cual Él me bendice y asisitiendo a una iglesia en Longchamps donde he aprendido mucho de la palabra, Centro de Restauración Familiar Yeshua Viene Ya donde he restaurado las murallas de mi vida en todos los aspectos.<br />
<br />
Hoy puedo ver hacia atrás, recordar todas aquellas cosas que viví y me han sucedido solamente como algo pasado, que no trae dolor ya que esas heridas fueron sanadas por la sangre de Cristo. "De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas." Acepté y entendí que era un ser valioso, tan valioso que había sido comprado por su sangre derramada en esa cruz del calvario.<br />
<br />
Hoy con 32 años he tomado mi cruz y sigo sus pasos.<br />
<br />
Jesús dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Y así es como quiero vivir porque conocí la verdad y la verdad me hizo libre. Me dió un soplo de vida cuando estaba desfalleciendo y un trago de agua de su manantial de agua de vida. Me tomó de entre los desechos, me acicaló cual oveja y me puso sobre mis pies y alentó para que caminara. Hoy declaro en el nombre de Jesús que mis pasos son guiados por su Espíritu Santo y pongo mi vida en el hueco de su mano para que se haga su voluntad en mí y se glorifique su nombre.<br />
<br />
Si te atrevés, hacé esta oración desde el corazón y tené fe que Él va a tocar y cambiar tu vida.<br />
<br />
"Señor Jesús, te pido perdón por todos mis pecados, te abro las puertas de mi corazón y te recibo como mi único salvador, en el nombre de Jesús. Amén."HFA Wordshttp://www.blogger.com/profile/17002252797550703690noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3080406002636721678.post-53351880651944505372010-12-21T06:24:00.000-08:002010-12-21T06:26:40.415-08:00La mutación de mi espinaDesde los 8 años que tengo una espina clavada en mi corazón y alma. No es una simple espina de rosa marchita de años, no. No es sólo una tempestad devastadora en alguna costa caribeña o asiática. Es aún mas dolorosa que la muerte con su guadaña afilada con los dientes. Mi niñez acompañada junto aquella espina se había convertdo en un hermano siamés que no habla y está a mi lado oliendo a muerto. Durante aquella niñez se habían sumado tres espinas mas de menor tamaño que inflingian cada tanto una breve comezón de urticaria sangrante. La tríada se fue uniendo a la espina primogenia y así ella tomó mas fuerza.<br />
<br />
Crecí y con él creció ella. Ya para mi juventud adulta se había ramificado convertido casi en un rosal de hojas caídas y espinos afilados. Pero no sólo había crecido en tamaño sino que había logrado tener una voz. Si, voz. Cada tanto la escuchaba diciéndome palabras austeras y tristes, ásperas y amargas. Pronto comencé a tener charlas profundas con ella. Charlas sobre la vida, el amor, la carne del cuerpo, los deseos desenfrenados y hasta sobre la muerte. Sin saberlo se había ramificado desde mi corazón hasta mi mente logrando convertirme en un títere sin cabeza. Ella se había apoderado de mí. Me mantenia alejado de la realidad, encarcelado en un rincón rodeado de ofidios engreídos que con su ponzoña me mantenían al filo de colmillos sedientos de un poco de mí.<br />
<br />
Claudicando mi persona dejé llevarme a las zonas oscuras de mi interior. A esos recovecos que nunca quise ir. Mas allí me encontraba, fiel testigo de una verdad que se desvanecía. Una verdad que blasfemaba, una verdad que moría en mi interior.<br />
Divagando por aquellos paisajes áridos y lúgubres de mi alma como los páramos secos de una historia perdida, encontré un color en medio de una noche gris oscura. Mientras mis pies pisaban sizañas mis ojos secos comenzaron a desprender cenizas en vez de lágrimas. Algo quemaba por dentro. Pero no supe qué. De la nada, una nube negra cubrió mi despilfarrado cuerpo. Continué taciturno por entre aquel nubarrón de neblina implacable mientras aquel color se perdía en el horizonte baldío de ése desierto de sombras. La nube me escupió hacia atrás como una marejada. El viento y la hojarasca me elevaron por los aires y en aquel baile desenfrenado me hallé viajando en un vagón de tren amontonado con pasajeros sin rostros. No habían ojos para verme ni oídos para oirme ni bocas para hablarme. Sin embargo, giraban sus cabezas a donde yo me movía. Corrí por los pasillos de los vagones de ése tren antiguo escupiendo humo oleoso por su chimenea catatónica hacia la luna blanquecina. Corrí y corrí viendo rostros vacíos que perseguian mi movimiento como chacales acechando a su presa. Me sentí desnudo y frío, sin embargo mi abrigo estaba conmigo. Corrí y corrí pero los vagones no terminaban, pronto me hallé en el vagón comedor donde todos cenaban platos repletos de gusanos, samuros y larvas, cada uno de ellos tenía rostro a mí. Me habia vuelto su alimento pútrido en sus tenedores de tridentes. Mi cuerpo comenzó a cubrirse de algo negro que reptaba sobre mis harapos viejos. Salí expulsado como bala de cañón de piratas enjutos y barbudos buscando ése oro alguna vez prometido. Los magros músculos de mi cuerpo explotaron y el mecanismo de mis rodillas se expulsó empujando mi ser hacia una carrera inconclusa. Los vagones seguían apareciendo como inacavables guijarros en torbellinos de enjambres de moscass succionadoras de heces.<br />
<br />
El golpe explotó en mi pecho expulsándome varios asientos hacia atrás. La puerta de la locomotora se cernía pesada e impenetrable. Mis puños se cerraron como candados y convertí aquellas extremidades en mazas de acero forjado. Golpeé y golpeé hasta que la primer grieta comenzó a formarse. El hierro cedia a mis nudillos de martillos. Comencé a sentir cómo las fuerzas volvían a mi interior. La puerta cedió y abierta mostró al flagelador de aquella locomotora desvocada en rieles directos al infierno carcelero de una muerte segura.<br />
<br />
Un hombre con sombrero de copa y rostro pintado de calavera se sonrió al verme y su carcajada acribilló mis tímpanos como agujas filosos crucificando pulpa. Sentí esas agujas abrirse paso por mis venas secas hasta donde mi espina se uniría junto a ellas. Cerré mis ojos, tape mis oído y como un ovillo de lanas frente a un felino, jugó conmigo hasta hartarse y escupirme en medio de un calabozo sin luz ni aire, enviciado por una humedad de mentiras y falsas verdades.<br />
<br />
Desparramado sobre el piso frío de aquel calabozo forrado de moho, encontré una revista vieja y descolorida de siglos. Sus hojas se convertían en cenizas al tocarla. Pronto, al pasar ceniza de hoja por ceniza de hoja, una imagen captó la atención de mis cuencos vacíos. Una mancha de color se formaba con el impacto incesante de gotas doradas que se filtraban por el techo. Elevé mi cabeza y el dolor fue infartante, el cuello estaba duro como un tronco seco y algunas vertebras se transformaron en torturadores. Y allí estaba. En el techo de aquel calabozo que se iba inundando con una brea negra y vizcosa. El techo comenzó a ceder y el goteo se convirtió en un torrente de pintura lumínica que bañó mi cuerpo cadavérico y el calor que me sobrecogió me extrajo de aquellos recovecos oscuros de mi alma a la conciencia en vida.<br />
<br />
La espina se secaba y con ella las heridas se sanaban. Pronto volví en sí y me ví volver a mi verdadero cuerpo, mientras mis ojos se clavaban perdidos en un pensamiento hacia un sol radiante en medio de alguna calle de algún barrio de una ciudad que vió tragarme y ahora me devolvía a mi verdadero camino.<br />
<br />
Relato extraído de mi segundo E-Book "Relatos Unicelulares" que pueden descargar <a href="http://www.hfaestudio.com.ar/storytelling/ebooks.html">aquí.</a>HFA Wordshttp://www.blogger.com/profile/17002252797550703690noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3080406002636721678.post-30206840589710405132010-12-20T04:10:00.000-08:002010-12-20T04:10:29.285-08:00Balance 2010 | Todo lo puedo en Cristo que me fortaleceCuando llegamos a esta altura del año, uno mira hacia atrás y observa todo lo que pasó. A veces es mucho, a veces poco pero nuestra mirada siempre queda hipnotizada por aquellas cosas que no hemos realizado.<br />
<br />
¿Acaso somos dueños del tiempo? Por supuesto que no. Y por ello mismo es que en este último tramo del 2010 nos quedamos sin aire, exhaustos por toda aquella mochila que cargamos con todos esos proyectos, sueños y anhelos que no hemos podido cumplir.<br />
<br />
Alrededor nuestro hay varios factores que nos empujan al desgano, a dejar para mas adelante algunas cosas que queríamos terminar sí o sí este año. El mundo, la sociedad, accidentes, manifestaciones, decretos, la economía, la parentela, etc., todo lo externo nos afecta directa o indirectamente. Sin embargo, aún estamos de pie. Hambrientos por más, es que buscamos incansables aquellas bendiciones que nos ha prometido. Mas cuando aún no las vemos nos impacientamos, nos inquietamos y terminamos hasta pateando el tablero. Gritamos basta, bajamos los brazos y nos lanzamos a un viaje despavorido por el desespero. El incansable enemigo se relame los labios cuando nos ve desbocados y es ahí que pone una bomba de tiempo. No nos falta mucho para terminar destruidos. Para que ese relojito llegue a cero y estallemos en cenizas.<br />
<br />
¿Es tan prioritario cumplir todo lo que nos planteamos en este año? Sí, puede ser que así sea, pero queridos hermanos en la fe, nuestros tiempos no son los del Padre, nuestros pensamientos distan mucho de los suyos.<br />
<br />
Miramos hacia atrás y refunfuñamos por lo no logrado. Hermanos, no nos ofusquemos por esas pequeñeces. Que nuestros ojos no se posen sobre esos anhelos, proyectos o sueños truncados. Que nuestra mirada se ponga sobretodo aquello que logramos con Cristo Jesús. Quizás eso que logramos para nosotros no sea lo mejor o lo primordial, pero si Dios permitió que lo lograramos, es porque es mas que bueno. Es una bendición. Deleitémonos por aquellas cosas cumplidas por mas minúsculas que sean. Seamos humildes ante nuestros logros mas grandes y mas pequeños. Dios nos ama y envió a su hijo por nosotros. Glorifiquemos a Dios por semejante amor. Quizás no terminaste la casa, no cambiaste tu trabajo por uno mejor, tu suegra aún no se fue de tu casa o el gato sigue escupiendo bolas de pelo por la alfombra, pero con Cristo aún podemos lograr eso que nos quedó en el tintero. Y si mantienes la visión en lo tangible, cambia de punto de vista. Quizás humanamente te sientas estancado pero observa tu crecimiento espiritual y verás aquello que es aún mejor que todo lo que está bajo el sol.<br />
<br />
Si tenés proyectos, anhelos, sueños y muchas cosas más que quieras cumplir, no lo dudes, ponelo en las manos de Dios y confiá en Él. Todo aquello que anheles será cumplido, tenés su promesa. Dios espera esa necesidad, confiar ciegamente en Él.<br />
<br />
No pretendas ir mas rápido de lo que Él quiere para vos. Acelerarnos puede hacer que trastabillemos y perdamos la carrera. Hay momentos de correr, momentos para trotar y momentos para caminar. Quizás éste, tu momento, sea el de correr, pues corre. Si tu vida alrededor está pausándose, baja la velocidad y trota. En todos estos momentos lo mejor para hacer es disfrutar del paisaje, de todo aquello que Dios nos legó. Si en este momento estas caminando por ese paisaje, disfrútalo, estás tomando aire nuevo para arrancar una nueva carrera en victoria.<br />
<br />
No dudes de Él. Cumplir la promesa que te dió está en su agenda marcado con fibrón rojo, sólo que tu agenda no es la misma que la de Él.<br />
<br />
Dios te bendiga y que este 2011 comiences con tus ojos en Él, tu faro guía. Dejaste atrás una barcaza, es hora de convertirte en un acorazado que se dirige hacia el horizonte de las bendiciones. Enciende las turbinas, éste será una gran travesía.HFA Wordshttp://www.blogger.com/profile/17002252797550703690noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3080406002636721678.post-90610382063425520342010-12-18T11:54:00.000-08:002010-12-27T12:00:26.994-08:00El corredor del bosqueHacía ya bastante que estaba corrien en aquel maratón, casi toda una vida.<br />
El comienzo fue a paso firme y constante. La respiración la mantuvo bien regulada y los pasos fueron cortos pero precisos. La carrera habí aempezado bien. De tanto en tanto, según la pendiente del suelo, aceleraba o disminuñia la marcha para no cansarse de más. Estaba bien entrenado.<br />
Los años con su entrenador fueron fructíferos. Aquel hombre le había enseñado bien las técnicas de cómo correr en una maratón. Todo lo que sabía lo había depositado e invertido en él. Juntos realizaron varias pruebas antes de largarse a la competición. Competir en una maraton no era para tomárselo a la ligera y lo que menos quería hacer era subestimar semejante carrera.<br />
El equipo equipo de carrera le funcionaba excelentemente. Las zapatillas eran ligeras y aireadas al igual que la vestimenta. La cantimplora adosada a su espalda era un fiel asociado para esta travesía a campo traviesa.<br />
La largada había sido ubicada en la ciudad donde el asfalto llano proveía poco obstáculo. De allí salió hacia el campo junto a una troupé de otros corredores. Los pastizales altos y la tierra blanda amedrentaron al corredor y a los otros competidores, sin embargo se mantuvo firme en su carrera. Aquellos pastizales fueron una guillotina para todos los corredores pero él siguió firme. Las zapatillas comenzaron a pesarle por el barro del campo de trigo. Mantuvo el ritmo. Prosiguió pues sabía donde estaba la meta y aún mejor, conocía el premio. Debía mantenerse en ritmo. Más adelante, frente a los campos, un camino sinuoso le esperaba entre árboles secos y húmedos de un bosque en el que nunca antes había incursionado.<br />
Aquel camino resultaría el tramo final de la carrera.<br />
Tras aquellos árboles gruesos y frondosos, la cinta de llegada aguardaba por él. Una cinta de seda roja bien reluciente. Imaginó el placer, el gozo y la dicha de la llegada. El momento exacto en que cruzaría la meta y la cinta se cortaría como un hilo de algodón de azúcar. Glorioso. Sintió el champagne bañar su cabellera, los abrazos de sus seres queridos, la copa de oro elevada sobre su cabeza, el viento acariciando su rostro y las trompetas sonando alto en alabanza. Podía saborear semejante caramelo.<br />
El bosque era inmenso y se cernía alto e impenetrable frente a sus ojos. Aún faltaba mucho camino por recorrer. El sendero se convirtió cada vez en más sinuoso y angosto con curvas imprevistas y bancos de hojas secas ocultando pozos entre raíces secos de árboles caídos. Piedras, ramas, colonias de setos espesos y plantas venenosas comenzaron a invadir el camino. Pronto, el sendero había perdido sus límites. Ya no distinguía el sendero del bosque. Comenzó a inquietarse mientras continuaba la marcha. Un sudor frío recorrió su cuerpo. El pelo caía sobre sus ojos que escurrían las gotas saladas de su frente produciendole ardor en los ojos. Un ardor que traía miedo. El miedo lo había apoderado. Sintió como un peso, como si algo se hubiese aferrado a su cuello como una soga atada a una piedra. El bosque se tornó más espeso. Las ramas rasguñaron sus brazos, sus piernas y su cara. Aquellos rasguños comenzaron a arder. Sus piernas dejaron de funcionar, la picazón de las heridas succionaron sus fuerzas. Agotado y solo. Listo para la derrota. Agotado e inclinado, miró hacia ambos lados buscando una salida. Nada. El bosque lo había engullido.<br />
La mañana se había convertido en tarde y con ella una bruma espesa cubrió todos los rincones de aquel bosque. Un laberinto. Mientras caminaba tratando de volver al sendero, algún claro, hacia algo... el bosque cayó en penumbras. Nada. Nada excepto oscuridad.<br />
Prosiguió a tientas golpeándose contra ramas y arbustros. Los sonidos nocturnos trajeron aún mas miedo. Estaba perdido. Su final estaría cerca, pensó. Quizás. Quizás si no hubiera aceptado el reto estaría bien, seguro. Debía mantener el calor corporal antes de que sea muy tarde.<br />
Una luz moribunda a lo lejos. Entre garras de ramas secas una luz como de luciérnaga lo llamaba. Hacia allí fue. Arrastró su cuerpo somnoliento hasta llegar al pórtico de una cabaña de madera seca y vieja. Antes de tocar a la puerta, ésta se abrió. Detrás, un fuego de leña emanaba su calor y relucía en la habitación frente a un par de sillones y una mesita sosteniendo un plato caliente listo para comer. Dudó. Un jóven apareció por detrás de la puerta invitándolo a pasar.<br />
<br />
-Bienvenido, te estaba esperando.<br />
-Yo... estoy perdido, perdí el rmbo en algún punto del bosque y...<br />
-Y quisieras volver al camino.<br />
-Sí.<br />
-El que pide ayuda le será dada. Pasá y recobrá tus fuerzas, las vas a necesitar.<br />
-Gracias.<br />
<br />
Entró y sentñandose en el sillón tomó el plato de comida y bebió de su agua. El fuego estab en su plenitud y él estaba gozoso. El jóven se sentó en el otro sillón frente a él. Aquel hombre de la cabaña comenzó a observarlo mientras devoraba la comida. Se placía mucho ver al corredor ingerir el alimento y la bebida. Una sonrisa de complacencia se dibujó en su rostro. El color de la piel del corredor se vitalizó, el sudor se habñia ido y el frío, ya no sabía lo que era eso. Hasta el miedo había huído despavorido. Tras terminar el último bocado se reclinó y levantó los ojos para conocer a su benefactor. Sus ojos descubrieron un hombre jóven de gentil aspecto.<br />
<br />
-Gracias, lo necesitaba.<br />
-Lo sé, por eso es la cabaña.<br />
-No entiendo.<br />
-Esta cabaña. para corredores como vos, es un manantial de agua viva en medio del desierto. Comenzaste bien la carrera pero las fuerzas de los hombres tienden a desvanecerse. No son constantes. ¿Hasta cuando generación de incrédulos? Por eso, aquel que viene a mi cabaña, es saciado para que así prosiga su carrera a la meta. Este es el momento que mas me alegra, verte recobrar las fuerzas para seguir adelante. Allí afuera sigue el mismo bosque que te devoró, que quizo destruirte, que estuvo a punto de matarte. Siguie siendo el mismo bosque que te está esperando pero al horizonte hay un faro que se ciern majestuoso e inquebrantable para aquellos que se entregan a mirar su luz.<br />
<br />
Fuera de la cabaña, la noche era aún mas espesa. Con la cantimplora rebozante de agua viva, salió decidido a terminar la carrera. Su marcha era firme y decidida. La luz de aquel faro lo guiaba como un acorazado hacia la inmensidad de aquel bosque que observaba obstinado la victoria de aquel corredor.HFA Wordshttp://www.blogger.com/profile/17002252797550703690noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3080406002636721678.post-8529414903331436992010-12-18T11:52:00.000-08:002010-12-27T11:53:26.141-08:00Un sonido poco agradableEl sonido cesó, entonces corrió a su habitación donde estaba su libro de notas. Tomó la lapicera y escribió frenéticamente mientras recordaba aquel sonido. Le había dado escalofríos pero no tuvo miedo. Seguro había sido el viento azotando las ramas de los árboles ya secas por el otoño, se convenció.<br />
Terminó de escribir el mensaje y quedó perplejo cuando volvió a escuchar los arañazos de las ramas sobre la ventana. Se acercó a la ventana de su habitación con la lapicera en la boca. Sólo la oscuridad nocturna iluminada por la luna y alguna que otra luz de los pórticos de sus vecinos. Volvió a sonar aquel mismo sonido. Esta vez, sí sabía de donde provenía. La ventana junto a la puerta de entrada. Le pareció extraño ya que no había ni árboles ni arbustos tan cerca como para hacer semejantes arañazos sobre el vidrio. Quizás algún gracioso o peor aún, pensó, alguna persona que había dado con su domicilio. No podía ser se dijo. Aquella hipótesis era descabellada. Había tomado todos los recaudos posibles para que nadie diese con él. Hasta tal punto que no había hecho amigos en el barrio. Se había mantenido alejado de relacionarse con sus vecinos y hasta compraba sus alimentos en otro barrio alejado donde nadie nunca podría conocerlo.<br />
La preocupación lo había asaltado completamente. Tenía miedo. Su mente iba y venía por todos aquellos rostros que alguna vez había visitado en sus casas para exhortarlos a hacer lo correcto. Sonrió cuando pensó en la palabra correcto. Con el siguiente sonido, sus nervios se crisparon a tal punto que tomó la escoba en sus manos a modo de defensa. Un nombre resonó como eco en su cabeza, Irma Bulacio.<br />
Irma Bulacio era una jubilada de 80 años que vivía en Recoleta que aceptó sus palabras y no volvió a saber de él ni él de ella. Pero seguro estaría en algún asilo del Estado. Era una anciana decrépita. Recordó la última vez que fue a visitarla. Fue fácil convencerla, salió feliz y con la panza llena después de todo un festín. Ella no podía ser pero con cada sonido que retumbaba por toda la casa, su imagen golpeaba y se calaba más profundamente. Era como si ella misma estuviese abofeteándolo en persona. Si era ella no podría hacer nada, era una anciana débil y sin familia. Si la asustaba de seguro sufriría un infarto, la tarea era fácil. Se animó a enfrentarla.<br />
Miró através de la mirilla de la puerta. Nada ni nadie. El sonido volvió a repetirse. Sonido agudo, calador y mortificante. Comenzó a odiarlo a tal punto que destrabó la puerta y de un tirón que casi desconyuntura las bisagras de la puerta con un grito rabioso salió al umbral esperando encontrar a esa anciana decrépita. Nada. Silencio y oscuridad. Noche y frío de otoño. Escalofrío y taquicardia. Dolor en el pecho y desvanecimiento.<br />
<br />
Irma lo observaba desde su silla de ruedas. Otra persona a su lado meneaba su cabeza mientras observaba semejante imagen lastimosa. Un hombre yaciendo en el sucio piso de las consecuencias de sus actos. Irma tomó el bastón que estaba acostado sobre su falda y se levantó hacia el cuerpo que comenzaba a recobrarse. El otro hombre, rubio y esbelto, penetró con sus ojos azules el alma de Carlos Roberto DoBallesteros. El saco de mugre tirado sobre el piso gimió y se retorció. Aquellos ojos indagaban por una pizca de arrepentimiento. Vacío. La anciana se arrodilló a duras penas y colocó su mano sobre la cabeza del caído. Habló sin emitir sonido mas se escuchó en el vacío nocturno un "te perdono". El rubio levantó a la anciana devenida en una jóven coqueta de veintitantos años y la apartó hacia un lado. Tomó a Carlos Roberto que no comprendía que estaba suscediendo.<br />
Sentado en la silla de ruedas de la ancianita, Carlos Roberto se aferró al brazo fornido del hombre que al girar logró desprenderse de él. Mas un último manotazo logró apresar algo. El rubio fuerte sintió una pinchazo, como si un mosquito lo hubiere picado.<br />
Carlos miró su mano. Una pluma blanca que comenzó a desvanecerse hasta desaparecer completamente. Al querer asegurarse de lo que había visto, el hombre y la jóven Irma ya no estaban. Su cuerpo devenido viejo y su mente comprendieron al fin.<br />
<br />
La hoja que había sido escrita frenéticamente por Carlos Roberto, yacía en el piso de su habitación. En ella versaba un nombre y unos números...<br />
<br />
...Jeremías 21:14.HFA Wordshttp://www.blogger.com/profile/17002252797550703690noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3080406002636721678.post-25626208108686756832010-12-17T04:18:00.000-08:002010-12-17T04:18:39.160-08:00Pyrokinetik<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><iframe allowfullscreen='allowfullscreen' webkitallowfullscreen='webkitallowfullscreen' mozallowfullscreen='mozallowfullscreen' width='320' height='266' src='https://www.youtube.com/embed/8WyL7vKenYY?feature=player_embedded' frameborder='0'></iframe></div>HFA Wordshttp://www.blogger.com/profile/17002252797550703690noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3080406002636721678.post-60987596981253768052010-12-16T09:19:00.000-08:002010-12-16T09:19:14.584-08:00Mi muñeca está llorando<span style="font-family: "Times New Roman";">La ví desvanecerse entre las gotas de lluvia que se arrastraban en caída sobre el vidrio de la ventana. El viento arremolinó unas cuantas partículas de agua sobre su rostro y sus ojos quedaron al descubierto.</span> <br />
<div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman";">Aquellos ojos poseían un no sé qué y un qué se yo que capturaron mis sentidos. Toda mi atención se centró en esa mirada perdida en el vacío de un cielo que regalaba sus lágrimas. Parecían dos círculos flotando entre las ondas del mar. Comencé a jugar con mis pensamientos indagando al silencio sobre aquella muchacha que regalaba sonrisas a la lluvia. Pómulos rosados resaltaban el celeste de algodón de un mar de blanco. Sus labios finos desprendieron palabras al aire que se fundieron con su pelirojo pelo largo que juguetón las atraía como sirenas a marineros.</span></div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman";">Había sido una visión deslumbrante que no pude ni quise sacarme de mi mente. Aquella había sido un arcoiris cuando la lluvia cesó su visita.</span></div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman";">Mi vecina, una sirena pelirroja con ojos de cielo. Una muñeca. Mi muñeca que estaba llorando cuando la lluvia desprendió su última lágrima. Mi muñeca estaba llorando y no sabía por qué. ¿Cuál era el motivo? Debía investigarlo, debía saber, debía hacer algo.</span></div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman";">Quizás sólo necesitaba un camino para llegar a mis brazos, yo lo pintaba. Quizás el frío congelaba su dulce cuerpo, mis brazos pueden ser un abrigo cálido, se los entregaría. Estaba llorando... quizás un amigo con quien hablar, pero no podía ser yo.</span></div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman";">No me contuve, sus lágrimas eran mías y corrí hacia su puerta recia de hojalata. El timbre retumbó sobre mis oídos mas ella aún estaba contra la ventana escurriendo angustia. Esperaba por mí. Lo sabía. Allí. Mi respiración entrecortada sumbaba amor por ella. El silbido de mi corazón cantaba una sonata de encuentro. El timbre volvió a retumbar en mis tímpanos y ella dejó aquel pedestal de ventana. Había desaparecido del lugar donde mi muñeca lloraba. Muñeca de porcelana de injertos rojizos. Piel de porcelana suave y tersa. Ella llegaría a mis brazos en un suspiro que atraparía entre mis labios.</span></div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman";">Aquellos minutos fueron eternidad. Esperé y esperé por ella. Esperé por contemplar esos ojos celestes ante mi rostro. Aquel rostro de porcelana se fundiría con el mío. La puerta se abrió. Ella salió al umbral de la puerta. Allí estaba ella, erguida y hermosa, suave y deslumbrante. Mirando mas allá de mi entendimiento por sobre mis hombros. Sus mejillas húmedas por las lágrimas conmovieron mi ser. Allí estaba mi muñeca de porcelana esperando por mí.</span></div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman";">-¿Sí? ¿Quien és?</span></div><div class="MsoNormal"><br />
</div><div class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman";">El amor lo pudo todo, a pesar de sus ojos perdidos en la inmensidad de horizonte mis brazos fueron su abrigo y pinté un camino junto a ella.</span></div>HFA Wordshttp://www.blogger.com/profile/17002252797550703690noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-3080406002636721678.post-2798158331928528122010-12-16T07:57:00.000-08:002010-12-16T07:57:11.372-08:00HFA Storytellings por Alejandro AlarcónMe presento en este, el primer post de este blog, como una persona que gracias a Dios puede hoy sentarse frente a un monitor y tipear letras, palabras, párrafos y porque no historias, relatos, cuentos, poesías y novelas.<br />
<br />
Amo leer y creo que de tanta lectura terminé amando escribir. Escribo cuando puedo ya que no me dedico a esto, sin embargo, es mi medio de escape creativo. Soy diseñador, lo que insume de mí alguna cuota o porción de creatividad pero la palabra impresa, escribir, es una creatividad inconmensurable. La posibilidad de crear mundos, dimensiones, personajes, situaciones y lo que se te ocurra es como un elixir. Saber que podemos inventar todo un mundo con nuestra simple imaginación tatuada en una hoja de papel, en este caso una pantalla, es invaluable.<br />
<br />
Libertad de expresión. Libre al fin de todo aquello que condiciona, este, pretende ser un reducto donde expresar vivencias, historias, relatos y todo aquello que ebullicione desde el hemisferio creativo de mi cerebro para vertirlo ante tus ojos y que sea o no de tu agrado.<br />
<br />
Contra gustos no hay nada escrito, por eso espero este sea un lugar donde puedas encontrar eso algo que te guste y que te disguste también. Lo que generalmente no nos gusta o no estamos de acuerdo es un punto de partida para disfrutar la vida porque es un medio por el cual sabemos que estamos vivos. Discurrir con alguien, entablar una charla acalorada, te hace sentir vivo. Te hace sentir que podés expresar aquello que guardamos y que quizás no soltamos por el hecho que no encontramos con quien ponerlas sobre la mesa.<br />
<br />
El absurdo, la metáfora, el sueño, la imaginación condicionada de algo o alguien, el reemplazo de personajes por objetos con palabra propia y muchas características mas son recursos de los cuales soy usuario y espero utilizar en este lugar.<br />
<br />
Te quiero agradecer por tu lectura y espero sea de tu agrado los futuros post.<br />
Está abierto a comentarios y/o críticas constructivas.<br />
<br />
Me despido deseándote un día repleto de bendiciones.<br />
Que Dios te bendiga, te guarde y no te largue.<br />
<br />
HFA Storytellings | Alejandro Alarcón.-HFA Wordshttp://www.blogger.com/profile/17002252797550703690noreply@blogger.com0